Creo que cualquier día es una continuación del anterior. Del
mismo modo que por la noche me acuesto, al día siguiente me levanto. Si hoy
estudio y cuestiono cosas es porque llevo toda una vida practicando, despertándome
temprano, dando información y recibiéndola, acertando y fallando. El capricho
del que disponía de niño, no es muy distinto del actual.
La ambición en cuanto a lo profesional ha estado rodeado de
incertidumbre, en momentos ha decaído, pero la incitación al movimiento ha
perpetuado en el tiempo. Una
frase de Martin Luther King refleja esta idea: “If you can't fly, run. If you can't run,
walk. If you can't walk, crawl. But by all means, keep moving”.
Con ésto, y para no perder el norte del artículo, o más bien
para encontrarlo, rescato de mis vivencias que el ejemplo mostrado, el halo que
dejan tus actos, ocupando un puesto con mayor o menor influencia en la
sociedad, puede crear gran incidencia en quien los percibe, incluido tu mismo
(haciendo de la rutina, el hábito), de manera que puede incitar a imitación.
En el ámbito empresarial, y concretamente en el ámbito de la
conciliación laboral y familiar opino que dar ejemplo es clave para aplicar la política
empresarial que se estime oportuna. A un trabajador normal le suele costar aventurarse
en proponer a mandos intermedios que ante ciertas circunstancias se les aplique
una serie facilidades en materia de conciliación, mientras que si hay
precedentes de que estos puestos se hayan beneficiado y lo hayan hecho público, incitarán a su organización
a aplicarlas y a homogeneizar las oportunidades.
Ana Peñaranda ha preguntado en su
blog RRHH y Personas: ¿Creéis que implantar una cultura de conciliación requiere que los
mandos medios (y, en la medida de lo posible, también la alta Dirección) den
ejemplo con su comportamiento acogiéndose ellos mismos a alguna medida?
Si, lo creo.
Gerardo Diaz.
Gerardo Diaz.
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